El Piso

Una de las primeras cosas que tuve que resolver cuando llegué fue conseguir un apartamento. Yo pensé que iba a ser una tarea fácil porque en internet parecía haber muchas opciones, pero una cosa es lo que se ve en internet y otra cosa es la realidad.
Primero que nada, los apartamentos (o pisos, como le llaman aquí) son caaaaaaaaaaaaaaaros y feeeeeeeos.

La idea era buscar un piso de 3 habitaciones, una para mi, una para alquilar a un compañero, y la otra para cuando alguno de ustedes me venga a visitar. Además quería que tuviera 2 baños, porque aquí la mayoría tiene uno solo (imaginense un piso con 3 habitaciones y un solo baño... una locura!). Para que tengan una idea, un piso con esas características, amoblado, cuesta entre 1200 y 1500 euros al mes.
En total debemos haber visto unos 20 pisos, uno peor que otro: pequeños, oscuros, cocina y baños que daban asco, muebles en donde a uno no le provocaba ni sentarse, etc. Gracias a Dios estaban mis padres por aquí conmigo y ellos me ayudaron a ver pisos porque si no hubiera sido imposible.
Total que al final me decidí por un piso y firmamos contrato de un día para otro. Tuve mucha suerte con el dueño porque realmente firmamos en tiempo record y fue super flexible con los requisitos que no tenía listos para poder firmar.
La vaina es que el piso que al final escogí no tenía muebles y quería aprovechar el último fin de semana de mis padres aquí para amoblarlo, y eso fue lo que hicimos.
El piso es un bajo (ie. planta baja) super cómodo y bonito, casi nuevo y amoblado por mi. Todos los muebles fueron comprados en IKEA a precio razonables y armados con mis propias manos.